El hielo en cubos se popularizó antes de la aparición de la electricidad, las congeladoras o los frigoríficos. Fue a inicios del siglo XIX que Frederic Tudor, un empresario de Boston, tuvo la revolucionaria idea de cosechar el hielo invernal de los estanques y ríos de Nueva Inglaterra y exportarlos a las cálidas costas de Martinica en la región Caribe. Para trasladarlo, lo conservaba en sal dentro de barcos.