Según datos de la Food & Drug Administration (FDA), un estadounidense promedio compra cuatro bolsas de hielo empaquetado cada año. El 80 % del consumo se da entre finales de mayo e inicios de septiembre, temporada que coincide con el aumento de temperatura en ese país. 

El hielo en cubos se popularizó antes de la aparición de la electricidad, las congeladoras o los frigoríficos. Fue a inicios del siglo XIX que Frederic Tudor, un empresario de Boston, tuvo la revolucionaria idea de cosechar el hielo invernal de los estanques y ríos de Nueva Inglaterra y exportarlos a las cálidas costas de Martinica en la región Caribe. Para trasladarlo, lo conservaba en sal dentro de barcos.

Dos siglos después, no hay región en el mundo que no tenga su propia industria hielera. Para tener una idea, en España este mercado supera los 470 millones de euros y cuenta con 400 fábricas que trabajan las 24 horas del día. Este país duplica el consumo de los británicos y triplica el de los alemanes, pero se sitúa debajo de los Estados Unidos.

El mercado de hielo es cíclico, con picos en verano y caídas en invierno. A diferencia de Estados Unidos, donde los productores están reunidos en la Asociación Internacional de Hielo Empaquetado (IPIA), en América Latinael mercado es más diversificado; aunque igualmente impulsado por Everest y Mayekawa, fabricantes de máquinas refrigeradoras con sede en Brasil y México, respectivamente.


Hoy, el mercado peruano se divide entre las empresas formales, que no son muchas y por lo general están ubicadas en Lima, y las empresas artesanales con poca vigilancia sobre su producción. En total son diez empresas grandes en el Perú dedicadas a la producción de hielo.

 

HIELOS GLACIAL – Diego Hanza, Raúl Gómez, Andrés Wiese y Fernando Hanza.

 

Raúl Gómez y Fernando Hanza son amigos desde los 10 años y desde la universidad vieron en la organización de eventos una oportunidad de negocio. En el 2013, estaban por organizar una fiesta de Año Nuevo en Paracas cuando, a solo tres días, su proveedor de hielos les comunicó que no iba a poder abastecerlos. El hecho coincidió con la aparición de un artículo del diario Gestión sobre el cierre de la empresa Demesa, que para entonces poseía el 80 % de participación en el mercado de hielo en todo el Perú. La nota indicaba que la competencia crecería a 300 % cada año en los siguientes 5 años.

Es así que Gómez y Hanza, dueños del restobar Quinta Avenida y otros dos locales en Lima y Asia, hicieron cálculos. Para uno solo de sus locales, compraban 500 bolsas de hielo a la semana, lo que suponía un gasto total de 7 mil soles al mes. Una máquina de hielo estaba 15 mil soles, lo que representaba una inversión que podían asumir. En un principio solo distribuían hielo a sus locales, pero pronto vendieron este producto a negocios vecinos y más adelante a bares, discotecas y restaurantes. Tres años y medio después, este segmento representa solo el 10 % total de sus ventas, pues ahora fabrican hielo con marcas propias para supermercados, como Tottus, Vivanda, Plaza Vea, Makro y grifos como Listo. Parte de su estrategia es ofrecer un servicio completo. “Nosotros habíamos comprado hielo durante 15 años y nunca recibimos una llamada post venta del proveedor para preguntar qué tal había ido o si funcionaba la congeladora. Lo que en Glacial tratamos es de sumarle al cliente”, sostiene Fernando Hanza.

 

Hielos Glacial

 

Es así que Hielos Glacial fue fundado el 9 de julio del 2013 en asociación con el actor Andrés Wiesse, otro amigo de su infancia. La empresa buscó, desde un inicio, distinguirse de sus competidores fabricando y empaquetando el hielo en cubos para comodidad de los usuarios, además de usar bolsas con asa para facilitar su traslado. Glacial ahora ofrece 3 tipos de hielo: Hielo pequeño (para uso continuo de licuadoras), hielo cubo normal (para uso cotidiano) y hielo cocktail (especial para cocktelería y cartas de trago A1). Para el 2016, contaban con 3 camiones refrigerados, 3 cámaras de frío, 2 containers y una fábrica en Chorrillos. Su producción durante ese año fue de 150 mil bolsas al mes.

En septiembre de este año, acaban de inaugurar una fábrica para embotellar agua. Una idea que se plantearon a mediados del año pasado, cuando analizaron las deficiencias del negocio donde estaban y notaron en el agua una factible extensión de línea. Este mes, están lanzando una marca propia llamada Glacial y empezarán a producir la marca de dos supermercados. A diferencia del hielo, el agua no requiere de ciertos gastos como son los congeladores o el almacén frigorífico, ni el camión refrigerado. Además, la inversión en este rubro respondió a seguir una tendencia en aumento: el año pasado fue la primera vez que en Estados Unidos el consumo del agua embotellada le ganó a las gaseosas: con un crecimiento en supermercados a un promedio del 50 % anual. Lo de Glacial es pasar del hielo al agua para aprovechar las tendencias del mercado.